Análisis de Enotria: The Last Song

Enotria: The Last Song es un RPG de acción tipo Souls, basado en misterios y folclore italianos, donde el brillante sol muestra oscuridad. Usa máscaras que cambian tu papel, enfréntate a enemigos viles, altera la realidad con el poder de Ardore y revela los secretos de Enotria, una tierra condenada. El Canovaccio, una obra enrevesada y eterna que mantiene a todos en una inmovilidad antinatural, se apoderó del mundo. Tú, que no tienes máscara, eres la única persona sin papel y dueña de su propio destino. Derrota a los poderosos autores que crearon esto y libera al mundo de su parálisis con el poder de Ardore.

La trama de Enotria: The Last Song se construye sobre los pilares narrativos que ya son icónicos en las producciones de FromSoftware. En una ficticia Italia, una maldición obliga a sus habitantes a repetir eternamente una representación de la comedia del arte. Pulcinella, deseoso de terminar con este ciclo, crea al desenmascarando, una entidad sin papel en esta farsa, inmune a la maldición y capaz de romperla enfrentando a sus creadores.

Aunque las claras influencias de Miyazaki están presentes, Jyamma Games ha logrado integrar una historia envolvente, apoyada por una dirección artística inspirada y detallada. A diferencia de los juegos de FromSoftware, Enotria no se esconde en metáforas complejas o narrativas crípticas; invita al jugador a explorar cada rincón y descubrir documentos que explican de manera directa los eventos que ocurren, cuidando cada detalle de una historia que está bien empaquetada y llena de matices.

Artísticamente, los paisajes brillantes recuerdan a los pueblos históricos del sur de Italia, que se alternan con escenarios oscuros y retorcidos. Este contraste resalta visualmente la dualidad entre la incesante Comedia del arte en escena y la decadencia que se oculta en cada rincón. Un detalle intrigante se observa en los festines con manjares que ocultan extremidades humanas, o en los personajes que, obligados a actuar, revelan un deterioro mental progresivo por no poder liberarse de sus papeles. Esta mezcla de narrativa y atmósfera logra mantener al jugador cautivado, motivándolo a seguir hasta los créditos finales, a pesar de los inconvenientes que se mencionarán más adelante.

En términos de jugabilidad, Enotria parece haber heredado las mecánicas de movimiento que caracterizan a los juegos Souls-Like. Sin embargo, introduce algunas ideas innovadoras, como el uso de máscaras que permiten cambiar de construcción durante la partida, ignorando parcialmente las estadísticas principales. Estas máscaras añaden versatilidad y permiten gestionar las diferentes fases de una pelea, adaptándose a las características de cada enemigo o situación. Además de las máscaras, los guiones juegan un rol fundamental en el combate, garantizando ofensivas poderosas. Estos se cargan al infligir daño y ejecutar paradas perfectas, lo que añade una capa estratégica a los encuentros. A esto se suman las apariencias, configuraciones que enfatizan distintas facetas del combate, como el ataque o la defensa.

El juego también ofrece distintos beneficios al repeler ataques, y un sistema de bonificaciones y penalizaciones que el jugador debe aprender a manejar a su favor, como la embriaguez, que reduce las defensas, pero aumenta el daño infligido. Con un sistema de combate basado en la agresión y la precisión, el jugador debe encadenar ataques y paradas para aturdir a los oponentes y ejecutar ataques devastadores. No obstante, a pesar de la promesa de todas estas mecánicas, el juego cae en algunos errores clave.

Enotria peca de añadir demasiadas mecánicas sin consolidar una base sólida. Los enemigos presentan animaciones toscas y patrones de ataque imprecisos, con una resistencia al daño que parece inconsistente. Situaciones donde enemigos comunes son más resistentes que algunos jefes minan la experiencia, generando combates que se sienten artificialmente difíciles. El juego presenta además varios problemas de diseño de niveles, especialmente en las arenas de jefes. Por ejemplo, el combate contra Curtis, el príncipe de la risa se ve perjudicado por una arena pequeña y llena de obstáculos que interfieren con el movimiento y la cámara, creando frustraciones innecesarias.

Lo más preocupante es que algunas mecánicas parecen fallar en su implementación. Un arma mejorada puede superar en eficacia a las especializadas, y consumibles como los guijarros resultan ser más dañinos que espadas en las primeras fases del juego. Este tipo de desequilibrios rompen la inmersión y añaden una capa de frustración que va más allá de la dificultad intencionada del género. Es una pena que Enotria, en su afán por ser un Souls-Like, descuide aspectos cruciales del género. Con menos ambición por seguir los pasos de FromSoftware, el juego podría haber brillado como un Souls-Lite o un RPG de acción, donde sus ideas innovadoras podrían haber destacado más sin quedar opacadas por problemas de diseño y ejecución.

En conclusión, Enotria: The Last Song es una obra ambiciosa que tropieza por querer ser más de lo que sus cimientos pueden sostener. Jyamma Games ha creado un mundo visualmente impactante y lleno de potencial, pero la falta de pulido en su jugabilidad y balance afecta negativamente la experiencia. Aun así, si el estudio se toma el tiempo para pulir sus ideas y mejorar los puntos débiles, Enotria podría convertirse en una grata sorpresa en el futuro, pero de momento se queda con una puntuación de 6.5, dando como resultado el no poder recomendar esté juego, o al menos de momento. Esperamos que el estudio se tome el tiempo para arreglar estos defectos, logrando en unos pocos parches dar una experiencia que potencie sus excelentes ideas.