The Last FARMER es el primer intento de Geekon en el género de supervivencia, donde juegas como un agricultor en un Texas post-apocalíptico infestado de zombis. Tu objetivo es reconstruir una granja y recuperar parte de la civilización perdida. Al comenzar, encuentras un auto averiado que debes reparar, lo que implica recolectar llantas, un volante y un motor. También deberás cultivar vegetales y fortalecer las defensas de tu base, aunque la construcción de muros y puertas resulta poco útil, ya que los zombis los derriban fácilmente.
El mapa es grande pero monótono, con escasa diversidad en el entorno y los objetos que puedes recolectar, lo que hace que la exploración se vuelva aburrida. Las misiones de otros personajes son poco creativas y no hay un sistema efectivo para rastrear lo que necesitas hacer. The Last FARMER falla en crear un ciclo de juego atractivo y se convierte en una tarea repetitiva de recolectar los mismos recursos para satisfacer tus necesidades básicas. La agricultura es sencilla y el juego carece de mecánicas innovadoras, resultando en una experiencia que se siente como una versión simplificada de otros títulos del género.
The Last FARMER parece ser un juego que no logra destacar en un género ya saturado. A pesar de tener un concepto interesante, la falta de variedad en el entorno, la monotonía en la recolección de recursos y la poca profundidad en las mecánicas de juego hacen que la experiencia se vuelva repetitiva y poco envolvente. Las misiones son poco inspiradoras y la construcción de bases carece de relevancia, lo que contribuye a una sensación general de frustración. Sin nuevas mecánicas que ofrezcan un enfoque fresco, el juego no logra ofrecer una experiencia memorable, lo que podría desanimar tanto a veteranos del género como a nuevos jugadores.
The Review
The Last FARMER
The Last FARMER parece ser un juego que no logra destacar en un género ya saturado. A pesar de tener un concepto interesante, la falta de variedad en el entorno, la monotonía en la recolección de recursos y la poca profundidad en las mecánicas de juego hacen que la experiencia se vuelva repetitiva y poco envolvente. Las misiones son poco inspiradoras y la construcción de bases carece de relevancia, lo que contribuye a una sensación general de frustración. Sin nuevas mecánicas que ofrezcan un enfoque fresco, el juego no logra ofrecer una experiencia memorable, lo que podría desanimar tanto a veteranos del género como a nuevos jugadores.