Algunos juegos logran quedarse en la memoria colectiva de los jugadores no por su escala, sino por su carisma. Monaco: What’s Yours Is Mine fue uno de esos títulos que, con una fórmula sencilla y un enfoque cooperativo lleno de ritmo y personalidad, se convirtió en una joya de culto. Más de una década después, Pocketwatch Games regresa con Monaco 2, una secuela que no solo busca renovar su propuesta original, sino también expandirla con ideas frescas y una presentación completamente nueva.
Volver al mundo de Monaco es como reencontrarse con un viejo cómplice de aventuras pasadas. El primer juego ofrecía una narrativa ligera que servía de telón de fondo para las extravagantes fechorías de su pintoresco elenco de ladrones. Esta segunda entrega mantiene ese espíritu desenfadado, pero lo complementa con un enfoque narrativo más trabajado. Cada personaje tiene ahora un trasfondo más claro, con motivaciones personales que se entrecruzan, generando tensiones internas en el grupo que aportan profundidad al relato.

Aunque la historia no es el centro de la experiencia, sí proporciona una estructura coherente y un contexto atractivo para cada golpe. A través de breves escenas y diálogos durante las misiones, el juego construye una especie de teatro del crimen, en donde los protagonistas interpretan sus roles con sarcasmo y una buena dosis de ironía. La sensación general es la de estar participando en una comedia de atracos con ritmo cinematográfico, donde cada misión funciona como un capítulo lleno de giros inesperados y momentos memorables.
En lo jugable, Monaco 2 respeta sus raíces pero no teme modernizarse. La cooperación sigue siendo el eje central: el juego brilla cuando se comparte con otros tres jugadores, cada uno asumiendo el papel de un ladrón con habilidades únicas. Sin embargo, ahora también es posible cambiar de personaje en tiempo real durante una misión, lo que añade una capa estratégica muy interesante. A esto se suman novedades como la exploración vertical, sistemas avanzados de distracción y mapas diseñados con un nivel de detalle que invita a la experimentación constante.

Las misiones sorprenden por su variedad: desde infiltraciones en bancos blindados hasta escapes frenéticos de edificios en llamas. Cada escenario introduce obstáculos únicos y enemigos más astutos, obligando al jugador a adaptarse sobre la marcha. Las rutas alternativas, conductos secretos, sistemas de seguridad que pueden hackearse o sabotearse… todo está pensado para que cada golpe sea distinto. Eso sí, la dificultad puede sentirse algo desbalanceada al jugar en solitario, y aunque es una opción válida, se nota que el diseño está claramente enfocado en la experiencia cooperativa.
La inteligencia artificial cumple, pero nunca reemplaza la chispa del caos coordinado entre amigos, donde la comunicación y la improvisación son claves. Además, el sistema de progresión premia el dominio de cada personaje con mejoras sutiles que amplían las posibilidades tácticas a medida que avanza la partida. Visualmente, el salto es notable. El estilo pixelado en 2D del original da paso a un elegante enfoque en 3D low poly con vista isométrica. Esta nueva dirección artística logra conservar la claridad visual del primer juego, pero la viste con una estética moderna, llena de color y con un uso inteligente de luces y sombras que sugiere caminos ocultos y zonas seguras. El diseño de niveles es meticuloso y recuerda tanto a los juegos de mesa como a las películas de robos más estilizadas.

En términos técnicos, Monaco 2 se desempeña de forma sólida. Probado en un PC de gama media y en Steam Deck, el juego mantiene un rendimiento fluido, con animaciones suaves y un comportamiento físico básico pero funcional. Salvo por algunos momentos puntuales donde el comportamiento de los enemigos puede parecer errático, no se detectan fallos graves ni bugs que arruinen la experiencia. El juego corre bien en la portátil de Valve, aunque algunas secuencias más caóticas pueden exigir un poco de más atención debido al tamaño de la pantalla.
The Review
Monaco 2
Monaco 2 es una secuela que entiende perfectamente lo que hizo especial al juego original y lo lleva un paso más allá. Con un enfoque renovado en la narrativa, mecánicas más profundas y un estilo visual modernizado, ofrece una experiencia cooperativa tan divertida como desafiante. Aunque jugar en solitario no es lo ideal y hay algunos detalles por pulir, el conjunto es sólido, creativo y muy disfrutable. Una carta de amor al crimen organizado... con mucho estilo y sentido del humor.