Days Gone no tuvo un arranque fácil. Cuando debutó en 2019, las expectativas eran altas, pero su recepción fue dispar: para algunos, era un mundo abierto genérico más; para otros, una historia potente atrapada en un juego con fallas técnicas y decisiones de diseño discutibles. Sin embargo, el tiempo ha sido benévolo con la obra de Bend Studio. Esta nueva edición remasterizada para PlayStation 5 llega como una reivindicación, una oportunidad para reevaluar uno de los títulos más incomprendidos de la pasada generación.

Ambientado en un vasto y melancólico noroeste estadounidense, Days Gone nos pone en la piel de Deacon St. John, un exmilitar convertido en motociclista nómada que atraviesa un mundo devastado por una pandemia que ha transformado a gran parte de la humanidad en criaturas feroces conocidas como engendros. Pero lo que a simple vista podría parecer otra historia de zombis, pronto revela su verdadero enfoque: la pérdida, el duelo, la culpa y la búsqueda de sentido en medio del colapso. La narrativa se toma su tiempo para desarrollarse, y aunque algunos podrán encontrarla dispersa al principio, aquellos que se comprometen con el viaje emocional de Deacon serán recompensados. El juego destaca por su tono melancólico, su enfoque en los vínculos humanos y una ambientación que transmite soledad y desesperanza de forma palpable. En este sentido, Days Gone se acerca más al drama de personajes que a la acción constante.

La remasterización aporta mejoras técnicas que no solo embellecen el conjunto, sino que corrigen algunas de las quejas originales. La tasa de fotogramas ahora se mantiene estable, los tiempos de carga han sido significativamente reducidos y la resolución alcanza los 4K, lo que permite apreciar en detalle tanto los frondosos bosques como las hordas dinámicas de enemigos. Estas mejoras no reinventan el juego, pero sí le dan el acabado que siempre necesitó para brillar con luz propia. Jugablemente, Days Gone sigue siendo un survival de mundo abierto centrado en la gestión de recursos, el sigilo, y la conducción en motocicleta como elemento clave de exploración. El sistema de hordas, donde decenas (o cientos) de engendros pueden caer sobre ti si no planificas bien tus movimientos, sigue siendo una de sus mayores virtudes. También destaca el ciclo día-noche, el clima cambiante y la evolución de las amenazas, que aportan variedad a una estructura que, por momentos, puede sentirse repetitiva.

Donde Days Gone Remastered todavía tropieza es en su diseño de misiones algo conservador, su duración quizá excesiva y una escritura que, si bien mejora con el tiempo, tiene momentos irregulares. Sin embargo, estos defectos se ven contrarrestados por una ambientación absorbente, una banda sonora notable y un protagonista que, contra todo pronóstico, logra crecer y conectar con el jugador.
The Review
Days Gone Remastered
En definitiva, esta versión remasterizada no solo mejora la experiencia original: la recontextualiza. Permite a muchos descubrir o redescubrir un juego que, si bien no revolucionó el género, supo construir una identidad propia basada en el drama humano y la supervivencia en un mundo donde todo parece perdido. Y aunque su secuela sigue sin materializarse, Days Gone Remastered demuestra que el viaje de Deacon St. John aún tiene valor, ahora más visible que nunca.