Empecemos, como siempre, hablando de la trama de ArcRunner. Llegados a este punto, hay que decir que los chicos de Trickjump Games no han dejado de lado una trama narrativa que brote originalidad por todas partes y, de hecho, el incipit también es bastante trivial y abusado. El título está ambientado en la estación espacial The Arc, una estructura de clase Titán comandada por una inteligencia artificial: KORE (hay poco que hacer, en los últimos tiempos no puedes evitar hablar de IA ¿eh?). El sistema de control está infectado con un virus que toma el control de KORE y, de hecho, de toda la estación espacial. Los sistemas de control de la estación están ahora en manos del virus, y todos los robots al servicio de la IA se han vuelto contra los habitantes de la estación. ¿Adivinar? Dependerá de nosotros resolver el asunto abriéndonos paso a través de las filas de autómatas que harán todo lo posible para evitar que lleguemos a KORE y restauremos su correcto funcionamiento.
Pero, ¿la jugabilidad de ArcRunner introduce novedades sustanciales en el género roguelike de acción? No, incluso desde este punto de vista, el título de Trickjump Games ofrece a los jugadores una mecánica de juego bastante clásica. El mundo del juego se genera de forma procedimental, y con cada muerte, tendrás la oportunidad de renacer en un nuevo cuerpo y reanudar tu cruzada contra el virus y la IA enloquecida. Como de costumbre, puedes invertir los nanites obtenidos durante la carrera para hacer que tu personaje sea más poderoso y permitirle continuar la aventura con algunos trucos más bajo la manga. Tu rendimiento, sin embargo, no solo estará dictado por la experiencia que tu personaje acumulará carrera tras carrera, sino también por las armas que encontrarás en el campo. Aquí, desde este punto de vista, el trabajo realizado por los desarrolladores es valioso: podrás obtener armas de diferentes tipos y diferentes poderes que te permitirán acercarte al título de una manera muy diferente.
Hay un par de observaciones más que hacer antes de pasar al componente artístico y técnico: la primera se refiere a la posibilidad de elegir entre tres clases: ninja, soldado o hacker. Obviamente, cada una de las tres clases afectará tu enfoque del título: si prefieres un enfoque rápido y letal, el ninja es sin duda la clase más adecuada, si prefieres la confrontación frontal, el soldado será para ti. En caso de que esté buscando un enfoque más razonado e indirecto, el hacker es la opción que recomendamos. Te recordamos que puedes enfrentarte al título en compañía de un amigo para que todo sea más divertido y desordenado. Bloc en mano, ArcRunner es divertido, pero no ofrece mecánicas únicas que puedan diferenciar la producción de PQube de la multitud.
Aunque no es del todo original, el componente artístico y visual es la parte que más nos emocionó de ArcRunner. La estación Arc (o mejor dicho, sus entornos) es fascinante y la atmósfera cyberpunk que se vislumbra en el título hace que todo sea un derroche de neón y luces que ofrece un renderizado estético y visual decididamente interesante. También se refina el diseño de los tres protagonistas y también de los oponentes, que, aunque al cabo de un rato tienden a repetirse, consigue resultar funcional tanto a la jugabilidad como a la propia naturaleza del título. Desde un punto de vista técnico, no tenemos mucho que decir: ArcRunner funciona bien en Steam Deck y durante nuestras pruebas no encontramos ningún problema o error en particular. No hemos tenido la oportunidad de probar el componente multijugador, pero parece que el título se bloquea en la consola portátil de Valve al intentar acceder a un juego en línea.
The Review
ArcRunner
ArcRunner es un divertido roguelike que, sin embargo, no logra aportar novedades reales al género y se posiciona en ese segmento de mercado lleno de títulos todos similares. Eso sí, si eres fan del género y te gusta el ambiente y la ambientación cyberpunk entonces seguro que encontrarás en el título de Trickjump Games y PQube una ventaja sobre otros títulos pero, aparte de eso, todo en ArcRunner recuerda elementos ya vistos en otras producciones.