Children of the Sun intenta hacer lo que ahora es necesario para un género ya ampliamente popular: hace de la estética su punto fuerte, así como un aspecto de la jugabilidad que es ciertamente interesante y singular. Por mucho que lo hayamos definido como un shooter en tercera persona, el núcleo del juego se basa en los principios de un puzle. El jugador juega el papel de la bala disparada por el ecléctico e inquietante protagonista de este juego. No preguntes demasiado sobre la trama, no te darán ninguna. De hecho, la historia detrás de este título es bastante vaga, sin diálogos que puedan ayudarnos a captar el contexto u otra información útil para poder situar los acontecimientos de Children of the Sun en un espacio-tiempo. Todo lo que sabemos, a lo sumo, es que la chica, cuyo nombre no conocemos, libra una guerra individual contra una secta, derribando a un seguidor tras otro, hasta que alcanza su verdadero objetivo: ¡el líder!
En el camino, el protagonista descubrirá la oscura verdad sobre esta misteriosa orden y las atrocidades cometidas por ellos, en nombre de su maestro. En este shooter táctico en tercera persona, tomaremos el control de una bala, guiándola a través de niveles cada vez más complejos y desafiantes para eliminar a los cultistas, activar trampas y modificar nuestro entorno. Cada disparo cuenta, de lo contrario el juego se acaba, y la precisión despiadada se recompensa con una puntuación relacionada con la precisión, el menor tiempo que se tarda en pasar el nivel, los diversos disparos a la cabeza o no que hemos realizado, etc.
Si bien la narrativa no es el punto fuerte de Children of the Sun, es la jugabilidad la que va directamente al grano sin florituras. Desde el punto de vista del ritmo y el contenido de cada juego, Children of the Sun pone al jugador frente a una serie de niveles, cada uno caracterizado por una serie de objetivos para asesinar (o volar), con un número determinado de elementos para componer obstáculos o recursos y, por supuesto, una sola bala disponible. Básicamente, una vez que entiendas el orden correcto en el que ejecutar nuestros disparos, completar cada nivel no será difícil, al contrario, sino que la belleza radica en descubrir la secuencia lógica correcta, a veces imprescindible para completar el nivel sin encontrarte constantemente con el game over.
Para llegar a apretar el gatillo y convertirse en una bala, hay dos momentos principales a destacar, en los que se divide cada nivel: en la primera fase (en tercera persona), podemos movernos a lo largo de un perímetro preestablecido, no siempre amplio, para encontrar una buena línea de visión. También nos gustaría señalar que, a partir del primer Game Over, cuando intentamos disparar en el orden correcto, el sistema de juego «etiqueta» a los objetivos visibles con números, que, sin embargo, no indican necesariamente el orden en el que eliminarlos. Una vez que hayas apuntado y disparado, pasas a la perspectiva de la bala, la segunda fase de cada nivel. En este punto, observamos la bala que se acerca rápidamente al primer objetivo, y una vez que da en el momento se ralentiza de forma decisiva, dándonos la oportunidad de apuntar al resto de objetivos que podamos visualizar.
Al evitar obstáculos sólidos, debes llegar a cero el número de objetivos a eliminar, y como en cualquier rompecabezas, la situación tiende a complicarse a medida que avanzan los niveles. La única facilitación real que se nos da se produce cuando, con cada nuevo obstáculo, ganamos un mayor control sobre el proyectil, pudiendo además curvar la trayectoria para apuntar mejor nuestros objetivos. El énfasis de Children of the Sun en la creatividad se hace evidente, entre tanques de gasolina que deben ser explotados para eliminar a múltiples cultistas de una sola vez, o explotar un pájaro para hacer trayectorias que de otro modo serían bastante difíciles. Tienes que ser ingenioso, y también poner tu imaginación en ello, cualidades que se ven recompensadas por el juego con la clasificación de la que hablábamos antes.
Mirando sobre el sector gráfico, Children of the Sun es ciertamente impactante por el estilo casi «crudo» adoptado, con líneas muy punteadas y formas nada suaves, con esquinas afiladas y colores bien marcados, como las características generales de los elementos que aparecen en la pantalla. Todo esto contribuye a una elección expresiva acertada que puede expresar plenamente los lados más oscuros de la historia en la pantalla.
Children of the Sun hace uso de todos los medios posibles para contar una historia difícil sin término medio, sin compasión, para nadie, más visualmente que dialógicamente o con otros medios narrativos. Nos acompaña en este viaje también la banda sonora, que solo podría ser rica en sonidos oscuros y sin forma, incapaces de crear una melodía real, pero que contribuyen a tomar la decisión más adecuada para contar una historia similar.
The Review
Children of the Sun
La entrega de René Rother, Children of the Sun cuenta una historia desnuda y cruda, a partir del contexto narrativo decididamente pobre que se nos presenta desde el principio, y que solo se nos hace deducir parcialmente a medida que avanzamos, nivel tras nivel. Una elección estilística decididamente apreciada y original, que también nos deja con la interfaz de juego limpia y desnuda. En general, apreciamos mucho la originalidad en la interpretación de una bala, el estilo gráfico y la propuesta de un juego de disparos que se cruza bien con el género de rompecabezas, para brindarnos un rompecabezas original y ciertamente atractivo.