DOOM: The Dark Ages DEALS
Hay algo reconfortante, casi ritual, en volver a empuñar las armas del DOOM Slayer. Con cada nuevo título, id Software no solo arrastra una historia de expectativas monumentales, sino también el deseo visceral de sumergirse en una experiencia cargada de violencia catártica, metal estridente y hordas demoníacas esperando ser aniquiladas. DOOM: The Dark Ages no es la excepción; de hecho, es una de las entregas más ambiciosas y sorprendentes de la saga.

Este nuevo capítulo no sigue los eventos de DOOM Eternal, sino que actúa como precuela del reinicio de 2016. Busca explorar los orígenes del Slayer, sus batallas antes de despertar en su sarcófago, y los motivos que lo convirtieron en el destructor implacable que todos conocemos. Por primera vez en esta trilogía moderna, id Software pone mayor énfasis en la narrativa, una decisión que se refleja en la extensión del juego (más de 20 horas para completar la campaña, y fácilmente más de 30 si se busca el 100%), en la presencia de más personajes, y en una estructura más cinemática. En cuanto a jugabilidad, The Dark Ages apuesta por una filosofía diferente a la de Eternal. Si aquel nos ofrecía un Slayer ágil, casi acrobático, aquí la propuesta gira en torno a un guerrero más pesado, más terrestre, casi como un tanque de guerra medieval. La movilidad sigue siendo rápida y fluida, pero el enfoque cambia hacia un combate más táctico y centrado en el uso de un nuevo elemento clave: el Escudo-Motosierra.

Este brutal artefacto no solo sirve para defenderse, sino también como proyectil letal y herramienta para resolver ciertos puzles del entorno. Parar ataques con precisión, lanzar el escudo para abrirse paso o interrumpir enemigos se convierte en el nuevo eje del combate. Su integración es tan natural y satisfactoria que termina por definir gran parte del ritmo de juego. El cambio de ambientación acompaña perfectamente esta nueva identidad del Slayer. Abandonamos laboratorios futuristas y ruinas urbanas para adentrarnos en fortalezas ancestrales, tierras desoladas y catedrales demoníacas. La mezcla de ciencia ficción con fantasía oscura gótica da lugar a un universo visualmente impactante, coherente con el nuevo tono del juego.

Además del escudo, se suman nuevas armas cuerpo a cuerpo como un guante electrificado, un látigo y una enorme maza, cada una con características particulares. Estas herramientas no son un simple complemento, sino que obligan a pensar y adaptarse en combate. Golpear con ellas permite recuperar munición, reforzando ese conocido «ciclo de recursos» que definió a Eternal. En cuanto al arsenal clásico, vuelven favoritos como la escopeta recortada y el rifle de plasma, pero también hay sorpresas creativas, como Skull Crusher, un arma que lanza fragmentos de cráneo triturado. Por supuesto, no falta una versión moderna del BFG, ideal para limpiar la pantalla cuando todo parece perdido.

Una de las modificaciones más notorias (y también debatidas) recae en las Glory Kills. Las ejecuciones cinemáticas que antes servían para recuperar salud han sido reemplazadas por animaciones mucho más breves e integradas al flujo de combate. Esto mejora el dinamismo, pero a costa de la espectacularidad visual que tantos recordaban con entusiasmo. Es una decisión funcional, aunque no exenta de cierta pérdida de identidad. El diseño de niveles, por otro lado, brilla con luz propia. Cada mapa es amplio, variado, y está repleto de secretos, caminos alternativos y zonas que invitan a la exploración. La inspiración en los DOOM clásicos se hace sentir en su estructura laberíntica, lo que gustará especialmente a los jugadores veteranos. Esta decisión, sin embargo, puede no complacer a quienes preferían la verticalidad frenética de Eternal.

Para romper el ritmo del combate a pie, se han incluido secciones en vehículos. Una de las más destacadas es el control del Atlan, un coloso mecánico con el que podemos aplastar demonios gigantes en espectaculares enfrentamientos. Estas secuencias son breves, pero muy entretenidas. Menos inspirada es la inclusión de fases a bordo de un dragón cibernético. Aunque suena prometedor, la ejecución se reduce a combates sobre rieles algo monótonos y predecibles. Por suerte, estas secciones son escasas y no empañan la experiencia general.
The Review
DOOM: The Dark Ages
DOOM: The Dark Ages es una reinvención respetuosa y valiente. Cambia el ritmo, rediseña mecánicas y explora nuevos territorios sin traicionar la esencia visceral que define a la saga. Aunque personalmente sigo prefiriendo la intensidad y el vértigo de Eternal, este nuevo capítulo tiene argumentos de sobra para ser considerado uno de los mejores FPS del año. Un DOOM diferente, pero no menos feroz. Un regreso a las raíces, con aroma a hierro oxidado, pólvora y fuego infernal.
DOOM: The Dark Ages DEALS
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