Análisis de Kunitsu-Gami: Path of the Goddess

Kunitsu-Gami: Path of the Goddess es un título único de inspiración japonesa de estrategia y acción al estilo Kagura para un jugador. El juego se desarrolla en una montaña envuelta en corrupción. Por el día, deberás purificar los pueblos y prepararte para la puesta de sol. Por la noche, tu misión es proteger a la sacerdotisa de las hordas de arreptos. Repite el ciclo del día y la noche hasta que consigas librar la montaña de corrupción y devolver la paz al territorio. Kunitsu-Gami sigue un patrón bien definido en cada nivel, en el papel del samurái Soh, tendremos que acompañar y proteger a la diosa Yoshiro, encargada de purificar varias aldeas en el Monte Kafuku, todas corrompidas por presencias malignas. El objetivo es, de hecho, trazar un Camino Espiritual hasta el portal Torii de cada aldea para que Yoshiro pueda purificarlo, recolectando cristales en el camino.

La jugabilidad se divide, sin embargo, en dos partes claras. Durante el día, tenemos que purificar varios elementos de las aldeas y liberar a los habitantes, ganando cristales para gastar para luego asignarles varios roles de combate y preparar las defensas para la noche. A medida que el sol se pone, las Furias emergen de los portales Torii y apuntan, por supuesto, directamente hacia Yoshiro. Nuestra misión, junto con los aldeanos convertidos en luchadores, es detenerlos y evitar que maten a la Diosa. Aquí es donde entra en juego la estrategia: al principio la única clase disponible son los Leñadores (los guerreros «básicos» armados con un hacha, no muy fuerte y a corta distancia), pero a medida que avanzas en el juego desbloqueas gradualmente nuevos roles como Arqueros que atacan desde lejos, Luchadores de Sumo que actúan como tanques, o personajes que curan y debilitan a los enemigos.

Durante la misión es nuestra tarea posicionar a los habitantes estratégicamente para maximizar la defensa y el ataque, asegurándonos así de que llegamos al amanecer (momento en el que las Furias desaparecen) para continuar con la progresión hacia el portal Torii y lograr, en un número variable de días, la victoria. En los primeros niveles confié principalmente en mis habilidades para eliminar a la mayoría de los enemigos por mi cuenta, usando a los habitantes solo como retaguardia. Sin embargo, a medida que avanzaba la aventura, inevitablemente tuve que cambiar esta (no) táctica mía, comenzando a pensar de una manera realmente estratégica sobre dónde colocar a qué luchadores para proteger a Yoshiro de los enemigos que vienen de múltiples direcciones.

Cada nivel de Kunitsu-Gami: Path of the Goddess, de hecho, es diferente del anterior, lo que nos lleva a pensar siempre en diferentes soluciones para llegar al amanecer intactos. Por ejemplo, durante una misión, Soh quedó completamente inutilizable debido a una maldición para la que la única posibilidad era confiar únicamente en los habitantes, mientras que en otra toda la lucha tuvo lugar en un barco. Lo mismo ocurre con las peleas de jefes, donde debes enfrentarte a un gran enemigo principal, que presentan enemigos a los que se puede abordar de diferentes maneras en función de sus fortalezas y debilidades. Los estímulos, por lo tanto, son continuos, incluso si encontré una dificultad no constante durante el juego; La mayoría de los niveles están bien equilibrados y es posible jugarlos en el primer intento sin mayores problemas, mientras que algunos son realmente difíciles, lo que me lleva a repetirlos una y otra vez antes de poder superarlos. En cualquier caso, mi incertidumbre inicial sobre mis habilidades estratégicas se convirtió en una satisfacción creciente a medida que pasaba nivel tras nivel.

Pero hay otro aspecto que hace que este juego sea muy especial, a saber, la inclusión de un componente casi de gestión, por el cual, tras salvar a cada aldea de las maldiciones, nos encargamos de reparar las distintas estructuras, ganando materiales con los que avanzar en los árboles de habilidades de cada luchador y de la propia Soh. Esta mecánica ayuda a dar un «desapego» entre los niveles, uniendo la mezcla de géneros que ya presenta la obra y formando una combinación que funciona y entretiene. Todo esto se ve adornado por la excelente dirección artística elegida por Capcom: Kunitsu-Gami: Path of the Goddess es, en efecto, otro juego vinculado a la tradición japonesa, pero aun así logra serlo de una manera original y reconocible. La atención al detalle es realmente notable: el icono que muestra la hora del día inspirado en los antiguos relojes de agua japoneses, los archivos de guardado que recuerdan a Goshuincho, los libros de sellos del templo y las pancartas con los nombres y roles de los aldeanos se asemejan al sashimono que usan los soldados japoneses son solo algunos de los elementos que, combinado con los bailes Kagura, las máscaras tradicionales y el peculiar diseño de los enemigos y todas las maldiciones, hacen que la experiencia visual y musical del juego sea realmente buena.

Sin embargo, hay que decir que Capcom podría haberse esforzado más en el diseño de personajes y la historia. Ningún personaje aparte de Yoshiro tiene la cara descubierta (y no es especialmente acertada en cuanto a diseño), los diálogos están prácticamente ausentes e incluso las cinemáticas son todas muy parecidas entre sí excepto las que preceden a las peleas de jefes. En resumen, no esperes un juego con un gran guión o dirección. Incluso los menús del juego, incluido especialmente el de gestión de habitantes durante los combates, podrían haberse mejorado, haciéndolo más intuitivo y cómodo de usar para evitar pérdidas de tiempo en los momentos más difíciles.