Moroi es un hack’n’slash con vista cenital que nos sumerge en un universo retorcido conocido como el Motor Cósmico, un infierno surrealista donde nada es lo que parece. La realidad se disuelve, la paranoia es ley y lo humano se convierte en rareza. Aquí despertamos atrapados en una pesadilla viva, y la única salida será enfrentar nuestro propio pasado, tan oscuro como distorsionado. Tomamos el control de un protagonista amnésico que no recuerda quién es ni cómo llegó a este lugar. Tras un despertar abrupto, nos damos cuenta de que estamos atrapados en un entorno tan extraño como perturbador. Desde ese instante, el objetivo es claro: escapar. Pero el camino hacia la libertad estará lleno de obstáculos, desafíos absurdos, personajes excéntricos y combates tan intensos como despiadados.

El avance en Moroi se estructura de forma lineal, con zonas breves que rara vez ofrecen más de un par de rutas. Sin embargo, el juego se las ingenia para interrumpir nuestro progreso con acertijos ambientales, que si bien no son especialmente complejos, nos invitan a observar cuidadosamente nuestro entorno. Algunas veces bastará con activar mecanismos o romper objetos estratégicos; otras, deberemos completar misiones insólitas para personajes tan extravagantes como memorables. El juego alterna momentos de caos con otros de calma poética. Algunas áreas destacan por su belleza visual, llenas de color y tranquilidad, donde exploramos en busca de objetos clave o activamos estructuras para seguir adelante. En contraste, también visitaremos parajes oscuros y hostiles, repletos de enemigos que no dudarán en eliminarnos.

El combate, ya sea cuerpo a cuerpo o a distancia, se apoya en un sistema de doble stick con armas variadas y objetos de apoyo como granadas improvisadas. En ciertas secciones, estaremos encerrados en arenas donde la única consigna es sobrevivir. Durante los enfrentamientos, tendremos la posibilidad de ejecutar enemigos al llenar una barra especial, lo que nos permitirá recuperar salud. Pero incluso en el modo de dificultad más bajo, el juego no perdona, y cada combate representa un verdadero reto. A lo largo de esta travesía grotesca, nos toparemos con puertas cerradas, mecanismos ocultos y pistas poco claras. Habrá momentos en los que la falta de dirección puede resultar frustrante, obligándonos a retroceder y explorar nuevamente zonas ya recorridas. En más de una ocasión, la experiencia roza lo confuso, y se echa de menos una guía mínima para no quedar atascado innecesariamente.

Aunque Moroi no busca reinventar el género, logra destacar gracias a su atmósfera inquietante y su estilo visual impactante, profundamente inspirado en el folclore rumano. Es un juego extraño, violento, a veces desconcertante, pero también adictivo y muy entretenido. Su dirección artística es uno de sus mayores logros, con escenarios que contrastan entre lo tenebroso y lo onírico, y una banda sonora envolvente que potencia aún más la experiencia.
The Review
Moroi
Al principio, puede que no termine de convencer, pero con el paso de las horas, Moroi va revelando sus fortalezas. Historia, jugabilidad, acertijos y ambientación se combinan para ofrecer una propuesta única. No será el hack’n’slash más innovador, pero sí uno de los más originales y cautivadores que hemos jugado en mucho tiempo.