En este mundo que es tan tecnológicamente avanzado como corrupto, la muerte se ha hecho ilegal gracias a la tecnología de la transferencia de conciencia. Todos los ciudadanos, de hecho, están obligados por ley a tener una «copia de seguridad» de su mente, lista para ser transferida a un nuevo cuerpo en caso de muerte. Sin embargo, el asunto se vuelve intrigante, ya que el creador de esta revolucionaria tecnología es encontrado muerto en su lujoso apartamento, lo que da inicio a la investigación del protagonista. Si bien la ambientación está claramente inspirada en Blade Runner, con un asistente de voz dentro de la casa del protagonista como en la segunda película, la trama es, en cambio, muy similar a la de la serie de televisión Altered Carbon (también del género cyberpunk noir), ya que la historia se centra en un asesinato que tuvo lugar en las altas esferas de la sociedad.
En definitiva, en este sentido Nobody Wants to Die no inventa nada nuevo, pero aun así consigue dar vida a un mundo rico y detallado, donde la estética se funde a la perfección con la atmósfera noir de la narración. La Nueva York del futuro se representa de una manera impactante, con lugares icónicos reducidos a extensiones desoladas sin un árbol vivo, pero solo con hologramas. En cambio, el juego se centra por completo en la investigación, con el detective Karra utilizando varias herramientas de alta tecnología para recopilar pistas. Estará equipado con un reconstructor que le permite retroceder el tiempo en la escena del crimen, un dispositivo de rayos X para ver objetos y reconstruir trayectorias (como las de los disparos) a través de paredes y pisos, una luz ultravioleta para detectar huellas dactilares y una cámara para documentar pruebas.
Una vez recogidas las pistas, será necesario conectarlas para formular hipótesis sobre el caso, todo ello a través de un sistema que proporciona información en tiempo real sobre la exactitud de las conexiones realizadas. Incluso en el transcurso de la historia tomaremos decisiones, algunas de las cuales serán de vital importancia y decretarán nuestro final. Nobody Wants to Die, de hecho, presenta varios finales diferentes, que van desde lo terrible hasta lo bueno. En mi caso, en la primera tirada me tocó el neutral, pero te anticipo una cosa: independientemente de cuál te pase, debes saber que, como suele suceder con los detectives noir, no será alegre.
Por otro lado, James es corrupto desde el principio de la aventura: se encuentra en esa situación ya que renuncia a su puesto oficial de policía porque es mentalmente inestable (no voy a estropear por qué) y durante todo el juego sufre problemas de sincronización debido a la reciente transferencia de su conciencia a un nuevo cuerpo. Estos episodios se manifiestan con alucinaciones y distorsiones de la realidad, que el jugador experimenta de primera mano durante la investigación. Para contrarrestar estos graves efectos secundarios, James debe tomar regularmente un medicamento; esto añade una capa más de incertidumbre a la narrativa, haciendo que el jugador dude de la realidad percibida por el protagonista y tratando de engañarlo para que no comprenda la verdad antes de tiempo.
La historia de Nobody Wants to Die sigue, por tanto, muchos de los cánones clásicos del género: el protagonista es un detective atormentado, con problemas de alcoholismo y un pasado doloroso. Aunque estos elementos pueden parecer estereotipados, la trama logra ser atractiva gracias a la intrigante ambientación futurista, la exitosa jugabilidad y la presencia de Sara, una colega que ayudará a James en sus investigaciones a través de la comunicación por radio y que poco a poco se volverá más importante en la narrativa. El juego es relativamente corto, con una duración de unas 6 horas en total, pero ofrece una experiencia bien calibrada sin tiempo de inactividad. Claro, la linealidad de la narrativa limita la libertad del jugador, pero la capacidad de tomar decisiones que afecten el final no hace que se sienta como una aventura gráfica en la que solo tenemos que sentarnos y leer.
Nobody Wants to Die resulta ser una experiencia estimulante y atractiva, especialmente recomendada para los fanáticos de los juegos de detectives y el género. A pesar de su brevedad y limitada libertad de acción, el juego ofrece una narrativa bien construida y un escenario fascinante que te deja con ganas de explorar más este mundo distópico. El título representa una buena inversión para aquellos que buscan una aventura de investigación con corte cinematográfico, capaz de plantear también interesantes reflexiones sobre el tema de la inmortalidad y sus posibles implicaciones sociales.
The Review
Nobody Wants to Die
Nobody Wants to Die ofrece una experiencia apasionante en el género de detectives, con una historia intrigante y un escenario futurista bien elaborado. Aunque no introduce elementos innovadores en el panorama cyberpunk, el juego logra enganchar gracias a su sólida narrativa y jugabilidad investigativa llena de detalles tecnológicos. Por lo tanto, los jugadores apasionados por el género encontrarán en este título una aventura interesante y reflexiva, que explora temas complejos como la inmortalidad digital y las implicaciones sociales de la tecnología avanzada.