Rauniot es un juego isométrico de apuntar y hacer clic desarrollado por un estudio finlandés independiente, Act Normal Games, ya que los finlandeses son las tierras en las que deambulamos y también lo es el idioma que hablan los personajes. De hecho, no hay doblaje al inglés y es una elección con la que estoy de acuerdo, sobre todo por una cuestión de inmersión: sin duda es un idioma que no estamos acostumbrados a escuchar pero que ayuda a arrastrar más al jugador a los eventos. Los subtítulos, también disponibles en español, ayudan en cualquier caso a superar esta barrera lingüística. Esencial porque, al contrario de lo que se podría pensar dado el contexto postapocalíptico, no estamos ante un Fallout, con todo lo que ello conlleva en cuanto a elementos de combate y rol de cualquier tipo. Rauniot es un juego hecho sobre todo de elecciones y diálogos, de acertijos por resolver, de conflictos que viven de palabras. No es una aventura de primer disparo, sino una oportunidad para explorar mejor los conceptos de soledad y humanidad que podrían surgir como resultado de un desastre como el que es el telón de fondo de los eventos. Los personajes son bastante raros, lo que sigue perfectamente al menos uno de los dos temas principales, y cada uno ofrece a Aino su propia visión del mundo y la vida tal como es ahora, que también cubre el segundo punto. Hay diferentes declinaciones del concepto de humanidad, precisamente porque cada uno de nosotros está hecho y reacciona a su manera. Hay quienes, a pesar de todo, buscan un poco de amor y quienes solo quieren llegar al día siguiente. Desde el punto de vista narrativo, lo que comienza como una simple misión se expande para convertirse en una historia más amplia, que sin embargo deja una sensación de incompletud y confusión al final, como si hubiéramos intentado decir demasiado.
En cuanto a la jugabilidad en sí, desafortunadamente vive de altibajos. Como apuntar y hacer clic, los puntos clave son encontrar elementos clave para superar los diversos acertijos dispersos por todo el juego, que muchas veces requieren que restaures energía donde la necesitas; la norma, en un mundo tan devastado como el de Rauniot. Aunque los tonos del juego (tendiendo al filtro sepia) se adaptan bien al contexto y al mundo del juego, y dejando a un lado cómo a la larga acaban haciendo que todo sea muy similar, no siempre está claro identificar los elementos interactuables. Así terminamos en una búsqueda del punto de interés, que parece ser la evolución de las aventuras de los 90 en las que buscábamos el píxel que nos permitiera continuar a toda costa. En mi juego, en el que ciertamente tiene que ver con jugar en momentos inapropiados, pasé demasiado tiempo tratando de averiguar cómo pasar los primeros minutos del juego después de que me robaran mi caja de herramientas: había descubierto a dónde ir y qué usar, pero no pude encontrar ese punto que me hubiera permitido continuar. Y lo tenía a mi lado, esa es la belleza de esto. A veces, además, esperas una inmediatez que el juego no tiene, prefiriendo conformarte con procesos demasiado engorrosos. Por poner un ejemplo práctico, después de haber conseguido la codiciada caja de herramientas y la llave inglesa que necesitaba, continuando me encontré ante la necesidad de llevar conmigo otra herramienta que siempre estaba en la caja de herramientas y Aino no la había cogido porque, en ese momento, no la necesitaba. Solo si interactúas con el punto de interés específico se te dirá lo que necesitarás, para que puedas recogerlo. Son dinámicas que en mi opinión se podrían haber acelerado, haciéndolas más intuitivas.
Lo mismo ocurre con algunos acertijos: si en general son interesantes y desafiantes, algunos son innecesariamente engorrosos y corren el riesgo de ralentizar una experiencia, sin embargo, de duración limitada. Afortunadamente, los desarrolladores han ideado un sistema de viaje rápido que le ahorra tiempo en estas constantes idas y venidas. Estéticamente, finalmente, realmente aprecié la representación artística del juego, que parece sacada directamente del álbum de bocetos de un artista. Hay algunas secciones dibujadas a mano en el diario de Aino, como los raros personajes que encontraremos frente a nosotros, pero también el mapa general del lugar donde nos encontramos. En general es un estilo cautivador, neto de lo dicho antes sobre los tonos, y en el que las animaciones del protagonista se deslizan a la perfección. Con todo, Rauniot es un buen juego, agradable en su duración total pero lastrado por algunas elecciones de diseño.
The Review
Rauniot
Rauniot es un juego de balanceo, en el que una buena narrativa va acompañada de una jugabilidad a veces demasiado rígida y poco intuitiva. Sin embargo, sigue siendo un buen primer trabajo, que recomiendo probar en particular si eres fanático del género y estás dispuesto a soportar algunos aspectos que son un poco demasiado engorrosos.