Storm in a Teacup, el estudio italiano detrás de títulos como N.E.R.O. y Close to the Sun, regresa con Steel Seed, una aventura de acción con alma narrativa y un fuerte enfoque en el sigilo. Ambientado en un futuro distópico donde la humanidad se encuentra al borde de la extinción tras un evento catastrófico, el juego nos sumerge en un mundo sombrío, hostil y melancólicamente bello.

Tomamos el control de Zoe, una joven que despierta en un cuerpo mecánico, acompañada por Koby, un dron inteligente que la asiste tanto en combate como en exploración. Juntos deben atravesar una colosal instalación tecnológica llena de secretos, amenazas y ecos del pasado, mientras buscan respuestas… y quizás una última chispa de esperanza para la especie humana. Más allá de su misión, el viaje de Zoe es también una exploración interior. La protagonista carga con la soledad de un mundo desolado, pero también con recuerdos difusos, heridas emocionales y preguntas sobre su identidad. Koby no solo aporta herramientas útiles para resolver puzles o planear rutas silenciosas; es también su ancla emocional, una presencia que atenúa el peso del aislamiento.

El dúo funciona sorprendentemente bien en términos jugables. Zoe, gracias a su cuerpo cibernético, puede ejecutar maniobras como doble salto, deslizamientos y ataques con armas de corto alcance. A medida que avanzamos, desbloquea nuevas habilidades que enriquecen tanto el sigilo como el combate. Por su parte, Koby se convierte en una extensión del jugador, capaz de explorar áreas, detectar enemigos y abrir caminos, facilitando estrategias más tácticas y menos directas. El diseño de niveles favorece la verticalidad y ofrece múltiples caminos para moverse con sigilo. Existen zonas de glitch donde Zoe puede volverse invisible, y se pueden utilizar distracciones sonoras y elementos del entorno para eludir enemigos. Aun así, el combate frontal no es recomendable: los enemigos tienden a ser numerosos y resistentes, y los combates prolongados provocan caídas de rendimiento notables, lo que afecta la experiencia.

Aunque el sistema de combate incluye mejoras como ataques aéreos o combos especiales, la inteligencia artificial enemiga no representa un gran desafío. Sus patrones simples y la falta de variedad hacen que los enfrentamientos pierdan fuerza con el tiempo, y se sienta más gratificante optar por el sigilo y la planificación que por la acción directa. A nivel estructural, el mundo de Steel Seed se organiza en un hub central con cuatro grandes nodos que representan distintas zonas temáticas y narrativas. Cada área tiene su propia identidad visual y mecánica: desde fábricas con maquinaria en movimiento que exigen precisión en el plataformeo, hasta zonas verticales con ascensores y tirolesas, pasando por ríos de petróleo, descargas eléctricas y caminos ocultos que solo Koby puede desbloquear. Esta variedad le da dinamismo al juego y mantiene el interés en la exploración.

Artísticamente, el título destaca por su ambientación: un mundo decadente, frío y mecánico, pero lleno de pequeños detalles que hablan del pasado y de los vestigios de una civilización perdida. Hay inspiración en clásicos de la ciencia ficción, pero con una personalidad visual bien marcada. Sin embargo, no todo brilla: el apartado técnico aún necesita pulido. La versión probada mostró caídas de frame rate y animaciones algo toscas, especialmente en situaciones exigentes, lo que puede romper la inmersión.
The Review
Steel Seed
Steel Seed es, en definitiva, una aventura que apuesta por la narrativa, el sigilo y una estética poderosa. Aunque tropieza en el apartado técnico y su combate no deslumbra, logra destacar por la ambientación, el diseño de niveles y la relación entre sus protagonistas. Un título con alma, que promete una experiencia envolvente para quienes buscan más que solo acción.