Unicorn Overlord cuenta una historia que a primera vista definitivamente sabe a algo que hemos visto antes. Una feroz rebelión ha incendiado el otrora feliz reino de Cornia, obligando al joven vástago de la familia real Alain a huir y a la reina su madre a sacrificarse para cubrir su retirada. Todo parece desembocar en una clásica historia de venganza, con el ya adulto Alain llamado a recuperar el reino y vengar la invasión de Cornia, pero que va adquiriendo detalles y matices mucho más profundos a medida que pasan las horas. Entre el control mental, anillos reales con poderes purificadores y un gran grupo de personajes bien escritos, Unicorn Overlord parte de una sinopsis aparentemente sencilla y luego se desarrolla en diferentes direcciones, logrando darnos una historia digna de ser contada.
Además, a diferencia de productos similares, la historia avanza sin problemas, sin perderse en diálogos innecesariamente largos. No hay ríos de texto por sí mismos, en definitiva, sino la mezcla adecuada capaz de no aburrir demasiado al jugador y, al mismo tiempo, dar el espacio y el peso adecuados a los acontecimientos de los actores secundarios. En este sentido, las misiones secundarias y el hecho de que la trama se pueda abordar a voluntad, eligiendo el camino a seguir por Alain y sus compañeros juegan un papel fundamental. El jefe final, por ejemplo, se puede abordar incluso después de unas pocas horas de juego, y el resultado de la pelea es prácticamente una conclusión inevitable en este caso.
Desde este punto de vista, la elección de Vanillaware de crear a Alain como una especie de lienzo en blanco sobre el que hacer aparecer las elecciones y propensiones del jugador es muy apreciable. De hecho, depende de nosotros elegir cómo narrar la historia de venganza de Alain y cómo hacerla evolucionar de hora en hora. No solo la secuencia de las misiones, con los diversos reinos que pueden ser liberados como se mencionó anteriormente en todo orden libre, sino también con respecto a las opciones morales del joven vástago. De hecho, varias veces durante nuestras aventuras en Unicorn Overlord se nos da la oportunidad de decidir el destino de algún personaje quizás derrotado unos minutos antes. Acogerlo en nuestras filas, encarcelarlo, dejarlo libre para seguir su propio camino o incluso ejecutarlo: nos corresponde a nosotros ser juez, jurado y verdugo y así componer el lienzo anterior con nuestras elecciones.
Pasando a lo que es la jugabilidad, Vanillaware ha logrado crear con Unicorn Overlord una pequeña perla, capaz de amalgamar sabiamente mecánicas de estrategia en tiempo real con otras de juegos de rol estratégicos por turnos, con una pizca de Gambito de Final Fantasy XII para unirlo todo. El resultado, aunque sobre el papel es al menos una mezcla peculiar, es desbordante y consigue atrapar al jugador durante horas y horas, agarrándolo en un sistema de juego del que es realmente difícil despegarse.
En Unicorn Overlord, los combates se llevan a cabo de forma automática, siguiendo todas las instrucciones previamente proporcionadas por el jugador. De hecho, cada puñado de unidades se puede desplegar a voluntad, buscando las alquimias más efectivas y las formas más ingeniosas de contrarrestar las tácticas enemigas, lo que resulta en un sabio trabajo de movimientos y contramovimientos donde nada puede dejarse al azar. Encontrar el héroe y la unidad adecuados en una alineación determinada es una tarea desalentadora pero gratificante, al igual que elegir el equipo y las habilidades adecuadas.
En cambio, la acción en el mapa del juego fluye, a diferencia de las peleas que, además de ser automáticas, también se basan en turnos, en tiempo real. Una función de pausa táctica conveniente e inevitable le permite detenerse por un momento y reorganizar sus ideas antes de lanzar a sus tropas al asalto. Entre aldeas y puestos de avanzada para conquistar, posiciones capaces de dar bonificaciones a las tropas por encima de ellas, etc., están todos los diversos elementos que esperarías encontrar de un trabajo de este tipo.
A decir verdad, es innegable cómo especialmente las primeras horas de juego son abrumadoras y es un momento para perderse en menús, textos y mecánicas de juego. Algo que, gracias a tutoriales bien estructurados, desaparece con el tiempo, dejando rienda suelta al potencial de Unicorn Overlord, pero que sin duda podría confundir inicialmente a los menos atentos. Probablemente algo podría haberse organizado mejor y hacerse más intuitivo, pero realmente es la clásica gota que colma el vaso.
Donde Unicorn Overlord roza la perfección es en la representación artística, que es nada menos que fenomenal desde todos los puntos de vista. De hecho, Vanillaware ha demostrado una vez más ser el maestro indiscutible del estilo 2.5D, regalándonos personajes con atención a los más mínimos detalles, una paleta de colores hechizante y animaciones sobre las que la luz divina parece haber caído directamente. Una verdadera obra de arte en movimiento, que durante las peleas en particular logra dar lo mejor de sí misma abrumando los ojos y el corazón del jugador.
Los mapas y campos de batalla, por otro lado, adquieren un estilo diferente, aunque igualmente exitoso, y se asemejan mucho a los principales monstruos sagrados de los juegos de rol de estrategia por turnos. Por último, es imposible no mencionar el suntuoso acompañamiento musical firmado por Mitsuhiro Kaneda, siempre perfecto en todo momento, y un aspecto técnico de granito incluso en las situaciones más agitadas, al menos en PS5. Realmente te desafiamos a encontrar cualquier debilidad en ese sentido en Unicorn Overlord, realmente no lo logramos.
The Review
Unicorn Overlord
Es la suma de todo lo bueno que Vanillaware ha sido capaz de producir a lo largo de su historia. Una obra longeva, adictiva, con un estilo gráfico que te dejará literalmente sin palabras y capaz de cautivar de principio a fin las aventuras del joven Alain. Definitivamente no es para todos, pero caballeros: ¡qué belleza!