Para muchas personas, una imagen vale más que mil palabras; al menos, es lo que le ha bastado al público en estos últimos días para sentenciar a Suicide Squad: Kill the Justice League. Unas capturas de pantalla poco agraciadas, mostrando un (eso sí, innecesariamente) abultado HUD, han servido para poner a toda la comunidad en pie de guerra y, al parecer, dar la razón al sentir general del público; no nos engañemos, desde su primera presentación de gameplay, seguida por su retraso de un año, la fama de este juego estaba terriblemente tocada. La apuesta de Rocksteady por un modelo de juego como servicio en su primer título tras 9 años de silencio cayó como un jarro de agua fría a la comunidad, y ésta no ha necesitado demasiado para ver satisfechos sus peores temores. La reciente publicación de las previews del juego la semana pasada parece ser el último clavo en el ataúd de un juego que llega muerto antes de nacer para una gran parte de la comunidad… pero, ¿es realmente tan terrible como parecen denotar las corrientes de opinión?
Nosotros pudimos probar hace unas semanas una alpha cerrada del juego de la que ya se ha levantado el embargo, y que comprendía varias de las horas iniciales del título, incluyendo su tutorial, presentación y el camino hasta Flash, el primer boss del juego. Si bien es cierto que el modelo de juego como servicio es claramente una losa que va a afectar al producto final (aunque desde Rocksteady afirmen que no es un juego como servicio, sino algo totalmente nuevo), también es cierto que hay muchos motivos para esperar Suicide Squad: Kill the Justice League con ganas, y otros tantos para mantener la esperanza en un título que parece conservar muchas de las virtudes que nos enamoraron en la serie Batman Arkham. Suicide Squad: Kill the Justice League no es un nuevo Gotham Knights.
La premisa de Suicide Squad: Kill the Justice League es la de un shooter en tercera persona en mundo abierto que podemos disfrutar en solitario o en cooperativo, pero siempre iremos acompañados de los otros tres miembros del equipo más odiado por Amanda Waller; podemos alternar en cualquier momento entre cualquiera de los miembros del escuadrón, e iremos potenciando de forma paralela sus habilidades y equipaciones. Básicamente, en este juego manejaremos a Harley Quinn, Rey Tiburón, Deadshot y Capitán Boomerang en una misión imposible para neutralizar a los miembros de la Liga de la Justicia, cuya mente está siendo controlada por una entidad alienígena, y ya ha destruido casi por completo la ciudad de Metrópolis.
La historia toma como canon lo acontecido en la serie Batman Arkham, así que resulta interesante pensar que todos estos personajes DC que veremos en el título serían los que poblaban el mundo de la serie Batman Arkham, con la visión que Rocksteady tiene de ellos; de hecho, algunos como el Pingüino repiten, que en esta ocasión será nuestro camello de armas y fabricante de mejoras.
Más adelante veremos los puntos más controvertidos de Suicide Squad: Kill the Justice League, pero si hay algo en lo que no va a fallar es en el tratamiento de sus personajes, la trama y la exposición de la misma. Gran parte de las horas que hemos jugado eran muy guiadas y lineales a nivel narrativo, dando espacio a Rocksteady para desarrollar unos diálogos y unas escenas con la calidad a la que nos tiene acostumbrado el estudio. Es un absoluto placer ver las interacciones entre los miembros del Escuadrón Suicida (que además cuenta con un estupendo doblaje al castellano); Suicide Squad: Kill the Justice League maneja muy bien el humor que se espera de esta banda de perdedores, y es un matiz que no hemos visto en anteriores trabajos de Rocksteady.
No solo eso, sino que la recreación del universo DC, así como de situaciones que favorecen que nos sumerjamos en su lore, sigue siendo una absoluta delicia. Si hubiera tenido que valorar lo visot en el prólogo, antes de salir a mundo abierto, no hubiera tenido ninguna duda acerca del éxito de esta propuesta, porque se ve de forme evidente a los creadores de Batman Arkham en esta introducción.
Sin querer spoilearos estas situaciones, imaginad la cantidad de conversaciones jugosas que pueden salir entre estos cuatro patanes paseándose por una suerte de Salón de la Fama de nuestros héroes. Y eso sin contar el cómo gestiona el juego a nivel de trama el hecho de que Batman o Flash sean ahora malvados… solo por lo mucho que he disfrutado estas secciones más lineales, creo que el juego puede esconder mucho disfrute para los fans de DC. En este sentido, el estudio sigue en plena forma. El problema llega cuando nos sumergimos en el loop jugable en el que se centrará la propuesta.
En varias entrevistas dadas por desarrolladores de Rcoksteady comentaban que querían hacer algo diferente de la saga Batman Arkham. Por supuesto, tras muchos años encorsetados en un mismo estilo (en Arkham Knight el Batmóvil ya dejaban entrever ganas de cambiar las reglas del juego), es lógico que un estudio quiera salir de su zona de confort e innovar. Sin embargo, me cuesta creer que, con total libertad creativa, hubieran elegido este mismo tipo de estructura para su nuevo videojuego.
En los primeros compases, todo parece ir bien. Los gráficos lucen espectaculares, tanto a nivel de escenarios como de personajes y animaciones; los sistemas de movilidad y desplazamiento son muy diferentes para los distintos personajes, pero todos ellos resultan muy divertidos. Además, la faceta shooter funciona sorprendentemente bien en combinación con la anteriormente mencionada movilidad de cada villano, dando una jugabilidad muy ágil y divertida. Aún así, se siente que han querido hacer que sus personajes encajen en una jugabilidad específica, y no al revés. Deadshot y Boomerang bien podrían tener esa faceta shooter en tercera persona por su perfil, pero no tiene sentido que Harley o Rey Tiburón dependan en la misma medida de armas de fuego. El ataque cuerpo a cuerpo queda relegado aquí a una forma de recargar salud, parecido a lo que ocurre en Doom Eternal, por lo que olvidaos de cualquier sistema de combate a ese nivel.
Aún con todo, una vez superas esa barrera inicial de incredulidad, lo cierto es que a los mandos el juego es muy divertido y responsivo. En serio, la jugabilidad y el desplazamiento funcionan a las mil maravillas, se nota que está diseñado para que siga resultando satisfactorio con el paso de las horas; además, en su vertiente multijugador también mantiene el tipo sin ningún problema, de forma fluida. Por supuesto, nos falta comprobar cómo serán capaces de evolucionar las habilidades de los protagonistas a medida que vayamos progresando, así como ver el impacto en la jugabilidad más allá de estadísticas pasivas, pero no es aquí donde reside el mayor peligro de Suicide Squad: Kill the Justice League.
Con un sistema de combate tan pulido y una movilidad tan bien pensada para cada protagonista, sorprende ver lo poco que, al menos a primera vista, se aprovecha esa versión destruida de Metrópolis. Más allá de lo bien diseñada que está a nivel gráfico y para aprovechar sus sistemas jugables, las misiones que plantea son diferentes y poco inspiradas versiones de oleadas: derrota X oleadas, aguanta estas posiciones frente a oleadas, sobrevive tanto tiempo a las oleadas… aquí es donde encuentro sorprendente la extrema simpleza a la hora de aprovechar las convenciones de un juego de este tipo.
Tenemos una progresión basada en equipamiento, builds muy diferentes según la evolución de las habilidades y afinidades elementales, entre otros elementos; estoy seguro de que en la versión final habrá eventos como raids y similares, y que a medida que aparezca una mayor variedad de enemigos (esperemos que con diseños algo más interesantes) también aumentará el rango de misiones a las que acceder, pero de momento, con estas posibilidades a la vista, es lógico plantearse dudas hacia el largo plazo. No importa que esté pensado únicamente para el multijugador: con más motivo el juego debería ofrecer alicientes para que un equipo de personas invierta la cantidad de horas que parece que pedirá en él.
Como nota positiva en este apartado, vuelven los acertijos de Riddler, aunque esperemos que Metrópolis contenga más historias y alicientes a la exploración que cofres de recursos, porque sería una pena desaprovechar el excelente trabajo que el juego destila en el resto de sus apartados. Su apartado técnico es excelente, el tratamiento de su universo plantea una historia interesante con unos personajes bien escritos y carismáticos y su núcleo jugable funciona; las dudas que surgen, una vez hemos superado que estamos ante algo diferente (y, personalmente, con una vertiente jugable menos atractiva) a Batman Arkham, es en relación a su estructura de misiones, su variedad y la progresión con el paso de las horas. Lamentablemente, es algo para lo que forzosamente tendremos que esperar.
La Rocksteady que amamos, revolucionó la industria y elevó el estándar de calidad de los juegos de superhéroes está presente en Suicide Squad: Kill the Justice League; es algo evidente en ciertas secciones. Esperemos que el tipo de propuesta que han escogido deje espacio para la genialidad del equipo, pues, aunque pueda parecer lo contrario, Suicide Squad: Kill the Justice League tiene los mimbres para ser un estupendo juego de acción.
Fuente: IGN